Audiopoema Gólgota y Lucero

miércoles, 29 de octubre de 2014

TU MIRADA Y LA MÍA



Tu mirada y la mía las unimos,
fundiéndolas al aire en puro abrazo,
firme, rotundo y poderoso lazo,
y en ese bello sueño nos quisimos.

Renovada ilusión que compartimos,
cuando vino la vida y tu embarazo,
preparado y dispuesto tu regazo
para el don que, con celo, perseguimos.

Pero pasa la vida y anochece,
de tus ojos el brillo no consigo,
y tu rostro en mi luz se desvanece.

Mas tú eres luz, y de mi noche abrigo,
y si acaso mi fuego palidece,
pira de amor, abrásame contigo.

HUMILDE FLORECILLA



Humilde florecilla de pradera,
aroma tu fragancia mi sentido.
Tu bálsamo mi pecho dolorido,
haciéndome la vida llevadera.

Florecilla, sonrisa revolera,
asombra tu vistoso colorido,
rocío de alborada tu vestido,
y tu encanto florida primavera.

Viniste a mí, graciosa florecilla,
viniste junto a mí ¡bendita hora!
viniste junto a mí ¡qué maravilla!

Como llega la brisa de la aurora,
tan a punto, tan fiel y tan sencilla,
viniste a mí bonita y seductora.

QUIERO HACERTE FELIZ



Quiero hacerte feliz. Te quiero tanto
que haré de ti mi dueña y esperanza.
Y yo seré cayado y confianza,
y el arraigo perenne del acanto.

Cuánto cariño hubo, y tal vez llanto,
en el platillo fiel de tu balanza.
Cuántas noches sin luna y añoranza.
Cuántos besos robados al encanto.

Si quieres ser feliz, como yo he sido,
desgarra las espinas de la rosa,
y arrójalas al viento y al olvido.

Conserva bien los pétalos de rosa,
y cuando, al fin, la espina se haya ido,
recuérdala con alma generosa.

SIN PALABRAS




Sin palabras,
con un alado beso me preguntas…
sólo los dos en la noche callada.
Sin palabras, mirándote a la cara,
en tus ojos vislumbro unos luceros
y remansos de cielo en tu mirada.
Sin palabras,
con un alado beso me preguntas,
y anclada en tus pupilas adivino
la sublime ternura de tu alma.
Hoy me tiendes tus manos amorosas,
como níveas palomas asustadas,
que, en su vuelo fugaz azul celeste,
van sembrando mensajes de esperanza.
Con un alado beso me preguntas
si es la noche, la luna o la alborada,
la dama afortunada de mi sueño.
Y sin palabras,
con un beso en volandas, te respondo:
eres tú la mujer en quien soñaba.