El tiempo ya compasa con mi vida,
barco sin norte, rumbo ni concierto,
velero anclado sin llegar a puerto,
naufragio en alta mar, nave perdida.
Lúcida tea, resina consumida,
hoy sin fulgor, oscuro desconcierto,
y lo que más me duele, y es lo cierto,
que se aproxima la hora de partida.
En este breve espacio que me resta,
vuelva a la mar la calma y la bonanza,
vida sencilla y, por demás, honesta.
A esta nave hundida en lontananza,
a esta nave de expresión funesta
vuelva el amor, la paz y la esperanza.
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