¿Qué mal o extraña criatura,
asaltando mi morada,
la somete denostada
a baldón y desventura?
Mas el valor y cordura,
con destreza denodada,
abre la prisión forjada
de tristeza y amargura.
Al alba cela el camino
del lucero matutino,
con ensueño y sinrazón.
¡Déjame, pues, corazón,
que pueda ver mi razón
el lucero vespertino!
asaltando mi morada,
la somete denostada
a baldón y desventura?
Mas el valor y cordura,
con destreza denodada,
abre la prisión forjada
de tristeza y amargura.
Al alba cela el camino
del lucero matutino,
con ensueño y sinrazón.
¡Déjame, pues, corazón,
que pueda ver mi razón
el lucero vespertino!
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