foto: Jesús Cañas del Pozo
Donde tú sabes bien, por vez primera,
tu luz y tu candor prendió en mis ojos,
y, rotos los grilletes y cerrojos,
voló sin traba el ave prisionera.
Sediento el corazón por larga espera,
en la tierra, postrándose de hinojos,
ofrenda de azucenas y de abrojos,
quedó rendido al fuego de tu hoguera.
Florecida estación, mas ya perdida,
por mi puerta pasó el amor lozano,
hoy viejo, de renuncia y despedida.
De silencio otoñal, eco lejano,
dulce tonada en cálamo dormida,
ciega sombra cogida de la mano.
tu luz y tu candor prendió en mis ojos,
y, rotos los grilletes y cerrojos,
voló sin traba el ave prisionera.
Sediento el corazón por larga espera,
en la tierra, postrándose de hinojos,
ofrenda de azucenas y de abrojos,
quedó rendido al fuego de tu hoguera.
Florecida estación, mas ya perdida,
por mi puerta pasó el amor lozano,
hoy viejo, de renuncia y despedida.
De silencio otoñal, eco lejano,
dulce tonada en cálamo dormida,
ciega sombra cogida de la mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario